Breve reseña
sobre la Justificación del Proyecto…
«La discapacidad es un concepto que evoluciona y que resulta de
la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud
y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad
de condiciones con los demás.»
(Preámbulo de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos
de las Personas con Discapacidad, Mayo 2008)
A lo largo de la historia muchas y muy
variadas han sido las personas o grupos de personas consideradas diferentes,
siendo las personas con diversidad funcional (personas con discapacidad) uno de
ellos, de manera permanente, hasta nuestros días. De la misma forma, su
tratamiento, consideración social o concepción y terminología que se ha tenido
de ellas y cómo nos hemos referido a ellas ha sido distinto atendiendo al
contexto sociocultural o político
imperante en cada época. De ello nos ocupamos en el aula, analizando los
modelos de atención y tratamiento de la diversidad funcional. Al realizar un recorrido histórico de esta
consideración, desde la antigüedad hasta nuestros días, desde la visión
demoníaca otorgada a la misma, pasando por el infanticidio, la visión
exclusivamente médica, la reclusión, la normalización e integración social… el
alumno es consciente de este proceso evolutivo. Cuando nos planteamos abordar
en el aula por primera vez el análisis y estudio de la Diversidad Funcional, es de
obligado cumplimiento recoger la percepción que de ella poseen los alumnos y
alumnas a los que nos dirigimos, así como la propia de las personas de su
entorno sobre las personas con diversidad funcional.
Podríamos decir, que en líneas generales, para todos los que no han tenido
contacto con alguna de ellas, la diversidad funcional se entiende como una pérdida, una
deficiencia, invalidez, verdadera
desgracia, postura que conduce a veces a manifestar sentimientos de pena,
miedo, o prejuicios. Para los que alguna vez, o habitualmente, se relacionan
con personas que presentan diversidad funcional, entienden que, si el entorno más próximo
está más o menos libre de barreras arquitectónicas y si consiguen adquirir una autonomía
personal a partir de su limitación, con los apoyos técnicos o personales
adecuados, podrán vivir con cierta independencia. En este proceso se recogen
igualmente, en lo que a terminología se refiere, términos inadecuados, cargado
de valor peyorativo o negativo como inválidos, minusválidos, deficientes,
tullidos, cojos, mancos, subnormales,
locos, etc…Es ahí, en la suma de unas y otras percepciones, entre términos y
adjetivos, cuando comienza el verdadero proceso
educativo; ya que el miedo y los
prejuicios siempre han sido producto de la desinformación, de la falta más o
menos grave del grado de implicación de la sociedad y de cómo construimos esta.
Pero sobre todo, de que la diversidad funcional no es un hecho estático, que su
percepción sigue en proceso de evolución y que será tarea de todos entender y
asumir la responsabilidad de construir un mundo para todos aquellos que
funcionan de manera diferente, conseguir una ciudadanía plena y real para poder
participar en vida social, económica, cultural y política en igualdad de
condiciones. Para conseguir, en definitiva, que funcionar de manera diferente
sea entendido como un valor que enriquezca el mundo donde vivimos y que nos
afecta a todos y todas, ya que es un hecho que por cuestiones evolutivas,
ligadas al proceso de envejecimiento, accidentales, o procesos patológicos,
todos llegaremos e ella. No pretendo finalizar esta exposición sin tener en
cuenta lo que la diversidad funcional significa para el colectivo que la
presenta, que es lo más importante, obtenida a través del contacto personal o
largos y amenos ratos de charla y escucha activa con ellas. Un sentimiento
común que manifiestan es el tener que enfrentarse a diario con las barreras del
entorno, que aunque se van subsanando y aun existiendo una voluntad política
para ello, son muchas y variadas las que aun prevalecen en las construcciones y
los entornos, limitando su posibilidad de acceso y participación. Pero lo que
más les cuesta asumir y vencer (como si fueran ellos los responsables del
cambio), son las barreras mentales que persisten en la sociedad, confundiendo
autonomía personal con autonomía moral, reivindicando el poder tomar sus
propias decisiones, con expectativas y un proyecto de vida individual. Aunque
es cierto que vivimos un momento en el que el reconocimiento y respeto a las
personas con diversidad funcional están presentes, cada vez más, en las políticas
educativas y sociales aun se hace necesario la ruptura de las barreras mentales
que permanecen en buena parte de la sociedad.
Porque
ninguna vida merece ser vivida con DIGNIDAD, si existen otras a las que se les
niega este Derecho.
Fuentes utilizadas:
Legislativas:
Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Mayo 2008 http://www.convenciondiscapacidad.es/
Bibliográficas:
"El Modelo Social de la Discapacidad: Orígenes, caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad". Agustina Palacios. Colección CERMI.es. 2008
Fuentes utilizadas:
Legislativas:
Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, Mayo 2008 http://www.convenciondiscapacidad.es/
Bibliográficas:
"El Modelo Social de la Discapacidad: Orígenes, caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad". Agustina Palacios. Colección CERMI.es. 2008
Web:
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