6 ago 2013

Palabras contra el olvido...por Francisco José Núñez González


Imagen de Francisco José Núñez González

"La encontró escondida bajo el pupitre, agazapada con la cabeza entre sus piernas. 
- ¿Qué te ocurre pequeña?- le preguntó.
- Pues que no quiero que me encuentren. Unos muchachos mayores quieren quitarme mis cosas. 
Entonces, el hombre se agachó y la miró frente a frente.
- Yo ya soy muy mayor, pero sé algunos trucos. 
Sacó de su bolsillo un viejo mapa y se lo enseñó a la niña.
- ¿Ves este plano? Con él puedes encontrar túneles secretos donde nadie podrá hallar tus tesoros.
 La niña, sonrió, miró con asombro aquel papel desgastado y lo cogió con ímpetu, mientras escuchaba: 
-No debes revelarlo nunca. Es un secreto entre tú y yo. Además, no podré dejártelo. Tendrás que guardarlo en tu memoria para poder utilizarlo. 

-De acuerdo -le respondió la pequeña, que continuaba atenta a sus palabras. 
- ¿Sabes? La memoria es un arma muy potente. Sólo hay que saber cómo aprovecharla. Mi madre me decía que tenía memoria de elefante y que lo recordaba todo desde muy pequeño. Sin embargo, hoy no sé qué me pasa, pero no recuerdo algo muy importante. No sé hacia dónde tengo que ir para llegar a mi casa. 
Entonces, la niña lo cogió suavemente de la mano y le dijo: 
-Yo también sé algunos trucos. 
El hombre la miró desorientado y la pequeña exclamó: 
-Sé cómo llegar a casa, abuelo. Sólo déjate llevar de mi mano. Tú me prestas tu mapa y yo te prestaré hoy mi memoria..."
   
   Ya sabéis que solemos compartir con vosotros aquellos cuentos que tratan la enfermedad de Alzheimer conscientes de la presencia de esta realidad en la vida de los más pequeños. En esta ocasión, quería compartir este relato, que me llegó una noche por casualidad, y a buen seguro reconoceréis, bajo estas preciosas palabras, una realidad que viven a diario muchas personas, entre ellas, los niños. 
El autor de este relato es Francisco José Núñez González y ha descrito con tal sensibilidad esta situación, que a mi personalmente me llegó al corazón. Curiosos azares se dan a veces. Como bálsamo para mis oídos, leerlo me situó al lado de los que luchan y viven a diario con esta terrible enfermedad; pero sobre todo, al lado de los que dan amor y cariño cuando el olvido se hace presente, cuando la memoria se desvanece. La ternura no es arañada por el tiempo. Se mantiene intacta. Se hace necesaria.
   Gracias a Francisco José Núñez González, por compartir estas bellas palabras. Y gracias a ti, Yolanda Sánchez Fernández por hacérmelas llegar y por tu apoyo en este pequeño espacio. 
Un beso enorme a las niñas de grandes ojos verdes, que prestan su mano cuando acecha el olvido. 
Un inmenso abrazo viaja para los tres hacia Olivenza.


2 comentarios:

  1. Gracias a ti Julia por este blog que da la mano a tantas personas que lo necesitan.Una entrada preciosa y llena de sensibilidad. Un abrazo enorme.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias de nuevo a vosotros por compartir este pedacito de vuestra vida con nosotros. Guardaremos en un lugar especial la imagen que lo acompaña. Abrazos

      Eliminar