"Uno más eres de los desdichados
que ven todos sus planes anulados:
de ratones y hombres quedan truncados,
los proyectos mejores,
¡y en vez de los éxitos anhelados,
nos quedan sinsabores!
Mas ¡bien estás comparado conmigo!
Es el presente tu único enemigo:
pero ¡ay! ¡yo miro hacia atrás y veo, amigo,
un sombrío camino!
Y, si miro adelante a oscuras sigo,
porque miedo me da cuanto adivino."
Robert Burns (noviembre, 1785)
El Autor
John Steinbeck nació en California, un lugar
de película, soleado, de kilómetros de costa, frutales y desierto. Y lo hizo no
muy lejos de donde hoy están asentadas las empresas más emblemáticas de la
tecnología punta como Google, Apple, HP, Cisco Sistem, etc. En Salinas, un hermoso
valle agrícola donde se asentaron miles de familias para emprender una vida al
cuidado del campo, en busca de la tierra prometida. En una de esas granjas
nació Steinbeck, con vocación de escritor muy temprana. Aunque fue a la
universidad de Stanford, no consiguió terminar sus estudios, anduvo bregando en
mil trabajos mientras escribía incansablemente, algunas veces tomando
personajes de sus compañeros de trabajo o de sucesos que presenciaba. De ahí el
maravilloso elenco de personajes de sus novelas, gentes trabajadoras que tenían
un sueño que no siempre se cumplió.
Nació en 1902, vivió la crisis del 29 y sus
consecuencias, de las que da cuenta en sus novelas. En 1929 empezó a publicar,
pero sus éxitos llegaron poco a poco: Las
praderas del cielo, A un dios desconocido, Tortilla Flat, En lucha incierta... Pero las dos obras que más éxito tuvieron fueron De ratones y hombres y Las uvas de la ira. En ambas refleja la América profunda de la Depresión, la lucha
por la supervivencia en medio de un ambiente hostil, en el que lo único que
salva a los personajes es su amistad, su familia, su entorno social. En todas las
obras hay un mensaje, un trasfondo social. En Al este del Edén,
que narra la vida de dos familias, plantea el tema de la predestinación al mal,
en Las uvas de la ira es el sueño americano hecho trizas, en el conjunto de su obra
puede observarse una alegoría de la condición humana. Los cuentos pueden ser un
primer encuentro con esto que se está diciendo.
El estilo de Steinbeck es deudor del
naturalismo y tiene ciertas dosis de documento periodístico. Su claridad y
sencillez forma parte de su intención divulgativa de los problemas de la clase
trabajadora americana. Su posición política sustenta todas las obras, su
interés por los desfavorecidos vertebra sus novelas, incluso determina sus
personajes.
La Novela
De ratones y hombres es la búsqueda del Edén. Dos personajes, de los que no se nos
dice nada acerca de su relación o parentesco, trabajan en granjas con la ilusión
de ahorrar unos dólares para comprar un pedazo de tierra. La obra es muy breve
porque desde un principio Steinbeck quiso que se representara en los teatros,
por lo que respetó las unidades de tiempo, lugar y acción, dio prioridad al
diálogo relegando al narrador a un papel casi de acotador.
El lector intuye desde el principio el
trágico final. George y Lenni tienen poco recorrido psicológico, el primero es
un trabajador con las aficiones corrientes, jugar a las cartas, beber un trago
y visitar un burdel si el dinero se lo permite.
Quiere una tierra, tiene una ilusión, pero
poco más. Lenni es un chico con discapacidad intelectual que tiene una fuerza descomunal y está
sometido a George en todo momento, pero siempre mete la pata. No se habla en la
novela acerca de su discapacidad, se oculta deliberadamente. Los
demás personajes son un coro de temporeros y un matrimonio en crisis. Curley es
el hijo del granjero y tiene complejo de bajito, su mujer tenía aspiraciones de
salir del mundo rural pero se ve encerrada en una granja rodeada de hombres
rudos. Es decir, ninguno de los personajes es dueño de su destino, todos son
víctimas de sus circunstancias. Las fuerzas externas son las que destruyen las
ilusiones.
La explicación de la alegoría ha llevado a
pensar que la mujer de Curley es la Eva del paraíso, que “destierra al género
humano del Edén y lo condena a un mundo caído en desgracia. Ella es víctima de
su pobre formación, su coquetería y sus vanas ilusiones de ser actriz o de
llevar una vida social más lúcida” (Fco. Antón) Lenni es el verdadero
protagonista y encierra todos los sueños de los hombres sencillos y toda la
ingenuidad para creerlos, pero también la decepción de no conseguirlos. Ya
adviritió Steinbeck que Lenni no era un idiota, sino un trasunto de todos los
hombres sencillos que ignoran la enorme dificultad de conseguir aquello que
anhelan. El momento más dramático es el final, cuando George le pega un tiro
está abortando su propio sueño, está aniquilando la ilusión y está volviendo a
la cruel realidad.
La novela no hace sino actualizar el
determinismo biológico decimonónico. El título hace referencia a un verso de
Robert Burns que igualaba a los hombres y animales en un destino adverso. No
hace falta recordar los animales que mueren en manos de Lenni, ni tampoco las
escasas descripciones que de él se hacen, con referencias a su animalización,
(como un terrier que no quiere darle la pelota a su amo). La similitud con el
personaje de Dos hermanos de Bernardo Atxaga es muy grande, ambos son grandullones, con una
fuerza descomunal, apetito sexual incontrolado y animalizados, ambos protegidos
por un personaje socialmente aceptado. Hay una diferencia sustancial, mientras
que en el relato de Obaba el pueblo victimiza a Daniel, en la granja
californiana los trabajadores protegen a Lenni, son dos soluciones sociales
distintas. No quiero entrar en un análisis sociopolítico, pero creo, que la
sociedad americana en ese momento se está formando como potencia mundial, está
pasando un momento crítico por las consecuencias del crack del 29 y la gente
humilde es consciente de que sólo se tienen a ellos mismos. En cambio, en Obaba
hay una tradición ancestral, al pueblo le sobra el diferente.
Slim, el líder de los obreros, dice en
relación al perro del viejo Candy que le gustaría que le pegaran un tiro si
fuera viejo e inválido. La muerte de los animales es premonitoria del trágico
final, pero la palabras de Slim reflejan un sentir popular de que lo viejo e
inválido sobra, como Lenni, un inválido mental.
George lo que hace al final es seguir esas
palabras.
Siguiendo con la analogía de las dos novelas
de personajes con discapacidad intelectual, hay que señalar que el tratamiento
social que dan ambas es diferente, como se ha visto antes, pero el final es muy
diferente. En la novela de Atxaga hay una solución lírica, mágica; en la novela
de Steinbeck hay un crudo final, alejándose, precisamente, de cualquier
lirismo, la fábula, la alegoría del paraíso ha terminado, empieza la vida real.
Ambos finales dejan al lector un pequeño estupor, una ligera desazón porque lo
que ha leído no está muy lejos de lo que ha vivido, no estamos ajenos a la vida
que allí se presenta, no hay nadie, por vacío que esté, que no tenga sus
ilusiones de un futuro mejor, de que algo llegue. El pesimismo de Steinbeck es
más patente que la fábula de Obaba, porque es una novela moral, que nos hace
pensar sobre nuestra situación en el entramado social y sobre el juego de la
solidaridad, que aparece y desaparece dejando al hombre muchas veces solo. En
el momento en que Lenni agrede a Curley todos los temporeros le arropan y sale
victorioso, pero no siempre sucede así, ese es el drama social: egoísmo,
soledad. Lo vemos también en otros personajes, la mujer de Curley no puede
estar más sola, el mozo de cuadra, negro y obrero está apartado de sus
compañeros, Candy está recogido pero tiene los días contados, George, en el
momento que se desentienda de Lenni no es más que un trabajador más, en fin, no
hace falta seguir.
De Ratones y Hombres ha sido llevada tanto a la gran pantalla como al teatro. Dos excelentes versiones, que reflejan fielmente el sentido de la novela, son la película dirigida por Gary Sinise, protagonizada por John Malkovich y el propio Sinise, de 1992, y en el teatro bajo la dirección de Miguel del Arco, en 2012.
*Esta reseña ha sido realizada por Francisco Javier Jiménez Bautista, profesor de Lengua y Literatura en el IES Santa Lucía del Trampal de Alcuéscar. Lector sensible, compañero y amigo. Desde este espacio le agradezco esta fantástica colaboración.
Para saber más:
De ratones y hombres, Editorial Vicens Vives, con prólogo de Francisco Antón.
FEAPS. Confederación Española de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual o del Desarrollo
es una historia preciosa y que puede leer cualquiera
ResponderEliminarla voy a leer , me la dejaron en el cole :)
ResponderEliminarla voy a leer , me la dejaron en el cole :)
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