2 feb 2013

Dos Hermanos


Por Francisco Javier Jiménez Bautista*
Bernardo Atxaga probablemente es el escritor vasco más internacional de todos los tiempos. Escribe en euskera y luego él mismo u otros traductores, traducen sus obras a otras lenguas. No siempre es una traducción exacta, a veces aprovecha para revisar los textos y corregirlos, como explica él mismo en algunas entrevistas y escritos.
Su obra abarca textos líricos, cuentos más o menos infantiles, novelas, ensayos y una obra de teatro. Sus poemarios iniciales son fundamentales para entender la poesía vasca de finales del siglo XX. Pero son sus novelas las que le han dado fama internacional, en concreto la creación del mundo de Obaba, un espacio mágico, de cuento político en ocasiones, cruel, otras, que surgió de los pueblos olvidados de Euskadi, como dice el propio autor. Dos hermanos y Obabakoak encierran el origen y desarrollo de Obaba. Es Bernardo Atxaga innovador en la composición de los relatos, porque mezcla estilos y géneros de una forma magistral. Si Obabakoak es una novela de cuentos y personajes diversos, Dos Hermanos es una fábula mágica narrada por animales de trágico final. Hubo otros cuentos y relatos ubicados en Obaba, quizá falte mencionar Memorias de una vaca, magnífica fábula sobre la posguerra en clave de humor y llena de ingenio.
Bernardo Atxaga
Después de Obaba aparecieron una serie de novelas realistas que abordan diferentes temas, algunas con personajes relacionados con ETA. Sin embargo, no es ETA el tema principal de su novelística, al contrario, más bien se trata de personajes que viven en su interior profundas crisis. En Un hombre solo, el protagonista es un terrorista retirado que pierde su ardor revolucionario; Esos cielos narra un viaje que hace la protagonista desde Barcelona, donde ha estado encarcelada, hasta Bilbao, es un viaje geográfico e interior; El hijo del acordeonista recupera una Obaba idílica, donde el protagonista, ahora granjero en California, vivió sus años de niñez en plena posguerra española. Siete casas en Francia plantea una historia moral con cierto humor y un trasfondo político muy sugerente.
De los innumerables cuentos y relatos juveniles no es el momento de hablar, pero son un buen testimonio de la vida vasca de pueblo, atávica, maravillosa y sorprendente.
DOS HERMANOS
Dos hermanos (Ollero & Ramos Editores. Colección Novelas Ejemplares, 1995) narra los días que vivieron Daniel y Paulo, los dos protagonistas, después de la muerte de su padre. El mayor de los hermanos, Daniel, es un grandullón "monstruoso," con una discapacidad intelectual, y precisamente por ello, nos lo muestra problemático, no controla sus instintos y provoca en Obaba desazón por su apetito sexual desmesurado y por su fuerza animal descontrolada. Su hermano carga con la responsabilidad de llevar el aserradero de los padres y de cuidarlo por mandato de ambos padres. La madre se lo encarga avergonzada de haber tenido ese hijo al que considera un animal. Su padre se lo pide en el lecho de muerte convencido de que es la única alternativa para su hijo Daniel. Pero Paulo tampoco sabe cómo cuidar de un hermano que se le escapa, que empieza a meterse en líos cada vez más desesperantes, con la ayuda de una prima ambiciosa y cruel, que actúa movida por odios ancestrales, por envidia y por venganza. El trágico final, la salida que decide Paulo, se ve venir desde el principio. Todos los personajes de la novela son víctimas, incluso los animales, muchas veces de sus propias acciones.
Es el mundo olvidado, cruel y, al mismo tiempo, mágico de Obaba contado por unas voces narrativas muy originales: el pájaro, la serpiente, la estrella, las ardillas y la oca. Los narradores oyen una voz interior que les conduce a Obaba con el fin de presenciar los sucesos. Allí el pájaro y las ardillas encuentran a Daniel, en cuya cabeza sólo habita una musiquilla. Es el motor de la acción, aunque acaba siendo víctima de su ingenuidad. Es un muchacho gordinflón del que todo el pueblo se ríe, o al que temen por su fuerza descomunal. El pueblo, en boca del cura, es cruel con Daniel, pero al mismo tiempo con Paulo, al que someten a una presión para deshacerse de Daniel. La pérdida de control de Daniel en un juego tramposo desata la ira colectiva y provoca la huida de ambos hermanos que se arrojan al tren y se transforman en dos ocas.
La novela está a caballo entre cuento, fábula y crónica cruel. El tema es el sacrificio del inocente, hacerle víctima de su propia discapacidad. Las fábulas clásicas narraban y explicaban el mundo por medio de la voz de animales, tenían un objetivo didáctico y moralizante, quizá también como esta fábula polifónica, , razón por la cual este relato se hace más trágico aún, porque pone delante del lector la capacidad de maldad del ser humano, sobre todo si actúa delante de la sociedad . Es decir, la sociedad, el pueblo, se convierte en verdugo del diferente, del otro, aunque sea inocente.
De Daniel se dice que es repugnante, gordo, muy alto, de cabeza casi vacía, monstruo, animal, buey, etc. Su hermano Paulo es el contrapunto ideal: rubio, ojos azules y tímido. Pero tiene unas ojeras que delatan el drama interior que está viviendo.
El sexo es un elemento importante en la narración, es el instinto irrefrenable, está presente en Teresa, en el cura y en Daniel, en este último sin autocensuras, es un sexo animalizado. El representante de la moral en el pueblo, el cura, censura los actos de Daniel y por ello sugiere encerrarlo como si lo único que le preocupara del muchacho fuera su apetito sexual, relegando al pobre Daniel a un estado animal, instintivo. No es la primera vez que el pueblo, la gente, asocia sexo con locura, simplificando de forma descarnada, pero no es el momento de profundizar en ese aspecto, quede, eso sí, el apunte. La actuación del cura es doblemente despiadada, porque acusa y encabeza la opinión pública contra el inocente y porque se desentiende del muchacho, ya que no tiene “entendimiento”.
De forma muy distinta participa la naturaleza, que observa atenta la acción. En la voz de los animales vemos su sorpresa ante las palabras y los hechos de los hombres, que no siempre comprenden. La naturaleza es la ley antigua, la que rige los destinos del pueblo y los narradores son los únicos seres racionales del relato, los demás actúan brutalmente, en contra de sí mismos y de los suyos. El pájaro es el pensamiento etéreo, la espiritualidad, de Daniel dice que es monstruo y de Paulo resalta que es un hombre, a Carmen la emparenta con las serpientes. El relato de la serpiente es completamente diferente, ella es sigilosa y está dotada de un estilo arrogante, según sus palabras, sumisión en el relato es estúpida, Carmen hace bien en tener pensamientos malvados, repito que según la serpiente. La ardilla es un trasunto del alma de Daniel, juguetona e instintiva. La oca, finalmente, se asocia en la literatura al destino y aparece como madre, que acoge en su seno a los dos hermanos. Paulo es pájaro, Daniel es ardilla y Carmen es serpiente.
Desde el principio todo apunta a la tragedia, aparentemente la del otro, la del diferente, la del inocente, pero, en realidad, es la de todos. El fuerte acaba devorando al débil, la serpiente al pájaro y la oca a la serpiente. El entramado simbólico de la naturaleza, los animales y el paso del tiempo, verano-invierno, tiene mucha trascendencia en la literatura occidental, daría para otro comentario exclusivo.
Son muchas las sugerencias de lectura del libro, muchas las preguntas después de la lectura. No termina la novela cuando vemos a las ocas siguiendo a la oca madre volando por los cielos, sino cuando escuchamos nuestra propia voz interior.

*Francisco Javier Jiménez Bautista es profesor de Lengua y Literatura en el IES Santa Lucía del Trampal de Alcuéscar, y por lo tanto, compañero y gran lector. Si algo tengo que agradecer al proyecto lector BiblioDiversia es precisamente el conocer a personas como a él, que viven la literatura y que generosamente la comparten contigo. Vaya por delate mi agradecimiento en la colaboración especial de esta fantástica reseña.

Te Interesa:
Dos hermanos (1995) de Bernardo Atxaga. Una Fábula Mortal. Artículo de Mari José Olaziregi


Las Personas con Discapacidad Intelectual o del Desarrollo están caracterizadas por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa que se manifiesta en habilidades adaptativas conceptuales, sociales, y prácticas. Es decir, implica una  limitación en las habilidades que la persona aprende para funcionar en su vida diaria y que le permiten responder en distintas situaciones y en lugares (contextos) diferentes.
La discapacidad intelectual se expresa cuando una persona con limitaciones significativas interactúa con el entorno. Debemos que recordar que NO se trata de una enfermedad mental. Por tanto, depende tanto de la propia persona como de las barreras u obstáculos que tiene el entorno. Según sea un entorno más o menos facilitador, la discapacidad se expresará de manera diferente. A continuación, para llegar a conocer y profundizar más sobre el tema os dejo los enlaces a las instituciones que trabajan por y para  defender los derechos de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y sus familias. 
FEAPS Extremadura Federación de Asociaciones en Favor de las Personas con Discapacidad Intelectual o del Desarrollo de Extremadura

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